Sant Andreu es un barrio de los de antes, con ese sabor a antiguo que desprenden los pueblos, ese sabor del barrio que fue pueblo y se resiste a olvidar sus raices. También es muy costumbrista para el fútbol, para seguir al equipo de siempre, el que tocó la gloria y se hundió en el fango en menos de 20 años. El fútbol en Sant Andreu tiene un sabor: cuatribarrat.
Como todo buen “pueblo” tiene unas costumbres que no se borran y una de ellas es la que tiene lugar los domingos a las 12. Puntuales a su cita, una procesión de gentes ataviadas de sus colores se dirije cada dos semanas al santuario andreuenc, dónde el fútbol se vive de distinta manera al resto de Barcelona. El fútbol por la mañana es distinto, es continuar una fiesta que todavía no se ha apagado, es comenzar el día con una sonrisa que se puede tornar en tristeza a lo largo de los minutos, pero es ese sentimiento es compartido por toda la vila.
Pero nada de esto funcionaría si no fuera por el Narcís Sala. Por él han discurrido jugadores de élite y gente que se tenía que buscar la vida fuera del fútbol para sobrevivir, han pasado en 40 años por ascensos, descensos, días de inmensa alegría y decepciones como el último descenso a tercera. Pero lo que nunca cambiará es ese olor a fútbol que impregna un barrio de Barcelona los domingos por la mañana.
El Narcís Sala hay que vivirlo.
El Narcís Sala hay que sentirlo.
18.000 espectadores
19 de marzo de 1970
2 comentarios:
Yo he llevado esos colores. Que lo sepas!
Me gusta el blog Joserra. Síguelo.
un orgullo llevar esos colores un placer seguir ese equipo una obsesion amar ese club VISCA EL SANT ANDREU I VISCA LA SEVA GENT
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