El frío mesetario nos sigue hoy 60 quilómetros más hacía el sur. Allí donde los vacceos también llegaron para defender una nueva ciudad, a orillas de otro río. Esta vez era el Tormes el que regaba la ciudad, y Salmantica la ciudad en cuestión.
La antigua Helmantica se hizo famosa por sus estudios impartidos en su prestigiosa universidad. Pero la contemporánea Salamanca perdió su poderío a favor de otras. Pero clases no se dejaron de dar en ningún momento. Su famosa frase “lo que la naturaleza no da, Salamanca no presta” solo se trasladó un poco. El Helmántico se llama este nuevo emplazamiento, y lo que se dan son clases de maravilloso fútbol.
En el frío estadio a las afueras de la capital charra (lo admito, pasé mucho frío en ese campo) se respira ambiente de estudio, ambiente de fútbol. Y tampoco han cambiado demasiadas cosas de un sitio al otro. Antes, la teología era una carrera importante que se impartía en
Así pues, las cátedras siguen impartiéndose. Puede que para el club no sea el mejor momento, al igual que con la universidad… pero lo maravilloso de estas enseñanzas sigue ahí.
Helmántico
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